Nacimos en Madrid en 2003 como consultora de patrocinio, nuestro oficio. Una disciplina en el ámbito del marketing por la que sentimos devoción.
El patrocinio es la herramienta perfecta para que las marcas se involucren en aquellos territorios en los que la audiencia tiene volcadas sus pasiones y realicen una aportación de valor sobre ellos.
El arte, la cultura, la música, el deporte… mueven nuestras emociones, principal conductor del comportamiento.
Desde nuestro punto de vista, el patrocinio atraviesa su mejor momento. En un escenario como el actual reúne los requisitos indispensables del marketing de nuestros días.
El patrocinio permite a las marcas regatear a la economía de la atención y ofrece la posibilidad de posicionarse, desarrollar un rol como compañía, algo que cada vez exige más el consumidor. Es diferenciador, creando contenidos únicos y experiencias que no se pueden comprar. Y, además, cuando está bien ejecutado, no es intrusivo.
Pero para que el patrocinio siga ocupando esa posición de privilegio debemos reinventar algunas de las reglas. Quizás ha llegado el momento de trascender el concepto del patrocinio. Es tiempo de partnership, de generar objetivos comunes.
De repente, las marcas se comportan, a veces, como propiedades. Y las propiedades también pueden ser marcas. La relación es multidireccional entre los diversos actores, trascendiendo la faceta publicitaria, pudiendo desarrollarse conjuntamente otras áreas, como el negocio, los valores, la innovación, etc.
Y porque, en ocasiones, lo mejor no se ve hasta que se inicia el camino y entonces, cuanto más cerrado es el ámbito de la relación, más difícil es encontrar estos éxitos escondidos.