La Universidad Nacional de Luján tiene como finalidad producir conocimientos, transmitirlos y vincularse con la sociedad intentando brindar soluciones a los problemas que afligen a ésta y, al mismo tiempo, buscar el desarrollo pleno del individuo son las metas que caracterizan el quehacer universitario. En el caso específico de la Universidad Nacional de Luján, quienes plasmaron la idea de lo que debía ser y que permitió su fundación por Ley 20031 del 20 de diciembre de 1972, concibieron una universidad moderna, con estructura departamental, centros regionales y vinculada en sus investigaciones y tareas de extensión a la región de la cual se nutre y a la que aspira servir.
Seguramente, y por su particular historia, esta Universidad es sentida por la sociedad como una conquista. Su cierre, ocurrido en 1980, durante un período oscuro del pasado argentino, fue reparado en un acto de estricta justicia con la sanción de la Ley 23044, que dispuso su reapertura, producida el 30 de julio de 1984, ya reinstaurada la democracia en nuestro país. Desde entonces ha consolidado su imagen de manera tal que, año a año, varios miles de jóvenes eligen la UNLu para iniciar estudios superiores en alguna de sus carreras de grado.
Esta Casa tiene como objetivo que sus alumnos logren una sólida formación académica, propiciando para ello la excelencia en los niveles de docencia e investigación de los profesionales a los cuales se les ha confiado esta importante misión. Asimismo, y por entender que la Universidad constituye un ámbito donde se desarrollan las bases de la futura dirigencia argentina, garantizamos a los estudiantes a través de su participación en los órganos de gobierno de la Casa, una consolidada formación democrática. Su paso por las aulas les permite incorporarse en un proceso que tiende a una transformación productiva y social, favoreciendo la inserción externa del país y promoviendo una creciente equidad mediante la educación.