¿Jugamos una? nace de una experiencia: de la de enseñar a tus amigos un juego de mesa que ni sabían que existía y que tras vencer unas primeras reticencias pensando que se trataba de un Trivial o un Monopoly, ver cómo el juego le encanta y te piden otra partida para luego preguntarte ¿y esto, dónde se compra?
Esta experiencia lleva a otras experiencias vinculadas: la de sentirte un anfitrión original mostrando a tus invitados una forma de divertirse original y barata; la de encontrar al fin juegos con los que compartir un rato de ocio con tus hijos o toda la familia, sin que se trate de los típicos juegos infantiles que a los mayores se nos hace pesados; o la de triunfar con tus amigos cuando en un bar o en casa de alguien sacas un pequeño pero divertido juego de cartas o dados con el que las risas y los buenos ratos se multiplican.