Izcaragua se orientó hacia los gustos más exigentes, profesionales con familias, dirigido a todas las edades y con un sin fin de actividades de club que lo presentan con las mejores instalaciones entre los clubes capitalinos, el cual utiliza la mayor parte de su terreno, definido por un pequeño valle de áreas verdes vírgenes, para una cancha de golf pintada a base de buen gusto y sentido de la estética geográfica del lugar.